250 g de “mieldecaña” 3 g de bicarbonato 30 g de aceite de oliva virgen extra c/s de agua fría
Elaboración
Calienta la “mieldecaña” junto al bicarbonato y un poquito de aceite en un cazo y llévalo a ebullición. Cuando esté humeante se hace la siguiente prueba: echa una gota de miel en un vaso de agua fría, si se solidifica formando una bolita, ya estará lista, si no, sigues calentando. Una vez en su punto, retira el cazo del fuego y déjalo enfriar un poco.
Para hacer las arropías, úntate la mano con aceite y ve estirando y retorciendo la pasta de “mieldecaña” (con cuidado de no quemarte) mientras se va enfriando. Cuando esté completamente fría la pasta, córtala y ¡a comer!
“ESTA RECETA ES MUY ANTIGUA, Y ERA UNA FORMA DE COMER CARAMELOS EN LA AXARQUÍA ADEMÁS DE UTILIZARSE PARA CALMAR LOS PROBLEMAS DE GARGANTA”.