¿De dónde proviene? La miel de caña proviene como su nombre bien indica de la famosísima caña de azúcar. Esta planta, proveniente del sureste asiático, llegó a nuestras tierras gracias a la expansión musulmana, más concretamente y debido a su clima, fue en Motril (Granada) y Málaga donde las plantaciones dieron sus frutos.
De esta maravillosa planta, no sólo obtenemos la miel de caña, sino que es de donde proviene la mayor parte de la producción de azúcar de mesa e incluso su jugo es usado para bebidas destiladas como el ron. Para conseguir la miel de caña, ésta es sometida a un largo proceso por el que finalmente se obtiene un líquido bastante espeso de un color más oscuro que la miel de flores.
¿Cuáles son sus propiedades? Las mieles por regla general se usan para sustituir otro tipo de azúcares menos naturales, pero además nos estamos beneficiando de una serie de propiedades que conserva de la propia planta y que son muy beneficiosos para la salud. Una de las características de la miel de caña es, como ya habíamos comentado anteriormente, su color más oscuro que el resto de mieles que acostumbramos a ver. Esto se debe principalmente a la evaporación del agua, es decir: cuanto más oscura sea la miel que consumimos más espesa será y, por tanto, más concentración de nutrientes tendrá.
Entre las propiedades que nos ofrece la miel de caña podemos destacar:
• Gran cantidad de minerales como el magnesio, el calcio, el cobre o el potasio. • Multitud de vitaminas, en especial del tipo B. • Está compuesta en un 79.8% de carbohidratos, lo que nos aporta una dosis extra de energía.
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